Esta afección, que se produce con mayor frecuencia como una complicación de la diabetes a largo plazo, es una degeneración progresiva que afecta el pie. Se caracteriza por presentar daño en los nervios del pie, además de presentar los huesos del pie severamente debilitados. Esta combinación puede tener como resultado que la persona se fracture el pie pero siga caminando con los huesos rotos, lo que conlleva a una deformidad debilitante del pie.